Desde los albores de la humanidad, una de las cuestiones más intrigantes que ha ocupado la mente de filósofos, científicos y religiosos es el origen del universo material. ¿De dónde vino todo lo que existe? ¿La materia siempre existió o tuvo un comienzo? Si tuvo un comienzo, ¿quién o qué la creó?
Esta pregunta fundamental encuentra diferentes respuestas en las diversas tradiciones filosóficas y religiosas. Algunas defienden que la materia es eterna, sin principio ni fin. Otras afirman categóricamente que fue creada por Dios en un momento específico. El Espiritismo, como filosofía que busca conciliar ciencia, filosofía y religión, también aborda esta cuestión.
En el Libro de los Espíritus, obra fundamental de la Doctrina Espírita codificada por Allan Kardec en 1857, la pregunta 24 cuestiona directamente: “¿La materia es eterna o fue creada por Dios?” La respuesta, sorprendente por su honestidad intelectual, abre camino para una reflexión profunda sobre los límites del conocimiento humano y la naturaleza de la creación divina.
La Respuesta del Libro de los Espíritus a la Pregunta 24
Analizando la Respuesta de los Espíritus Superiores
Cuando se les preguntó si la materia es eterna o fue creada por Dios, los Espíritus Superiores respondieron: “Solo Dios lo sabe. Hay, sin embargo, una cosa que vuestra razón debe indicaros: es que Dios, modelo de amor y caridad, nunca estuvo inactivo. Por más distante que podáis imaginar el inicio de su acción, ¿podéis concebirlo un solo instante en la ociosidad?”
Esta respuesta es notable por varios aspectos. Primero, no ofrece una afirmación categórica sobre la eternidad o no de la materia. En lugar de eso, reconoce que este conocimiento está más allá de la comprensión humana actual e incluso de la comprensión de los Espíritus que proporcionaron las respuestas para el Libro de los Espíritus.
Segundo, aunque no responde directamente a la pregunta, la respuesta ofrece una reflexión importante sobre la naturaleza de Dios como un ser eternamente activo y creador. Esta perspectiva sugiere que, independientemente de cuándo o cómo surgió la materia, está relacionada con la actividad creadora continua de Dios.
¿Por Qué los Espíritus No Dan Una Respuesta Definitiva?
La ausencia de una respuesta definitiva para esta cuestión fundamental puede parecer frustrante a primera vista. Al final, esperamos que los Espíritus Superiores, con su conocimiento más amplio, puedan aclarar todas nuestras dudas. Sin embargo, esta postura revela un principio importante del Espiritismo: el reconocimiento de los límites del conocimiento.
El Espiritismo enseña que los Espíritus, incluso los más elevados, no son omniscientes. Poseen un conocimiento más amplio que el nuestro, proporcional a su grado de evolución, pero aún así limitado en comparación con el conocimiento divino. Hay cuestiones que están más allá de la comprensión incluso de los Espíritus más evolucionados.
Además, esta postura refleja la honestidad intelectual que caracteriza a la Doctrina Espírita. En vez de ofrecer respuestas dogmáticas para cuestiones que están más allá de nuestra comprensión actual, el Espiritismo nos invita a reconocer los límites del conocimiento y a mantener una actitud de humildad y apertura para el aprendizaje continuo.
La Actividad Constante de Dios Como Principio Fundamental
Aunque no responde directamente si la materia es eterna o creada, la respuesta a la pregunta 24 establece un principio fundamental: Dios nunca estuvo inactivo. Esta afirmación tiene implicaciones profundas para nuestra comprensión de la creación.
La idea de un Dios eternamente activo contrasta con algunas visiones religiosas tradicionales que describen la creación como un evento puntual, después del cual Dios habría “descansado”. En la visión espírita, Dios es presentado como una inteligencia suprema en constante actividad creadora.
Esta perspectiva sugiere un proceso de creación continua, en el que Dios está constantemente manifestando su inteligencia y amor a través de la creación y transformación del universo. No se trata de un “momento” de creación, sino de un flujo eterno de manifestación divina.
El Concepto de Materia en la Visión Espírita
Cómo el Espiritismo Define la Materia
Para comprender mejor la cuestión de la eternidad o no de la materia, es importante entender cómo el Espiritismo define la propia materia. En la pregunta 22 del Libro de los Espíritus, cuando se les preguntó sobre cómo definir el Espíritu y la materia, los Espíritus responden: “La materia es el lazo que ata al Espíritu; es el instrumento del que se sirve y sobre el cual, al mismo tiempo, ejerce su acción.”
Esta definición presenta la materia no solo como una sustancia física, sino como un elemento funcional que sirve de instrumento para el Espíritu. La materia es vista como un medio a través del cual el Espíritu puede actuar, aprender y evolucionar.
En la pregunta 21, cuando se les preguntó si toda la materia está formada de un solo elemento primitivo, los Espíritus responden: “Sí, la materia primitiva o cósmica, como dicen vuestros científicos, que reconocieron esta verdad, pero esa materia sufre modificaciones y transformaciones para formar los diferentes cuerpos de la naturaleza.”
Esto sugiere que, en su esencia más fundamental, toda la materia deriva de un único elemento primitivo, que se manifiesta en diferentes formas y estados a través de transformaciones.
La Relación Entre Materia y Espíritu
En la visión espírita, materia y Espíritu son los dos elementos fundamentales del universo. No son vistos como opuestos o antagónicos, sino como complementarios. El Espíritu es el principio inteligente, mientras que la materia es el instrumento a través del cual el Espíritu se manifiesta y evoluciona.
Esta relación se explica en la pregunta 27 del Libro de los Espíritus: “¿Habría así dos elementos generales del universo: la materia y el Espíritu?” La respuesta es: “Sí, y por encima de todo Dios, el creador, el padre de todas las cosas. Dios, Espíritu y materia constituyen el principio de todo lo que existe, la trinidad universal.”
Esta trinidad universal – Dios, Espíritu y materia – forma la base de la comprensión espírita del universo. Dios es la inteligencia suprema, causa primaria de todas las cosas. El Espíritu es el principio inteligente individualizado. La materia es el instrumento y el medio de manifestación.
Los Diferentes Estados de la Materia Según el Espiritismo
El Espiritismo reconoce que la materia existe en diferentes estados, desde los más densos hasta los más sutiles. En la pregunta 29, cuando se les preguntó si la materia está formada de uno solo o de muchos elementos, los Espíritus responden: “De un solo elemento primitivo. Los cuerpos que consideráis simples no son verdaderos elementos, sino transformaciones de la materia primitiva.”
Esta visión anticipó, de cierta forma, descubrimientos de la física moderna, que mostró que todos los elementos químicos están formados por partículas subatómicas fundamentales. El Espiritismo va más allá, sugiriendo que existe una materia aún más sutil, que escapa a la percepción de nuestros sentidos físicos.
El periespíritu, por ejemplo, es descrito como una envoltura semimaterial del Espíritu, compuesta de una materia extremadamente sutil. Esta materia, aunque no perceptible por nuestros sentidos físicos, es real y sigue leyes propias.
Teorías Sobre el Origen de la Materia
La Hipótesis de la Materia Eterna: Argumentos e Implicaciones
La hipótesis de que la materia es eterna, sin principio ni fin, ha sido defendida por diversas corrientes filosóficas a lo largo de la historia. El materialismo filosófico, por ejemplo, considera que solo la materia existe y que es eterna, siendo la causa de todos los fenómenos, incluyendo la conciencia.
Esta hipótesis tiene algunas implicaciones importantes. Si la materia es eterna, entonces no hubo un momento de “creación” propiamente dicho. El universo siempre existió, aunque pueda pasar por ciclos de transformación, expansión y contracción.
Desde el punto de vista espírita, si la materia fuera eterna como Dios, esto significaría que sería un principio independiente, coexistiendo con Dios desde siempre. Esto plantearía cuestiones sobre la soberanía divina y la naturaleza de la relación entre Dios y la materia.
La Hipótesis de la Creación Divina: Argumentos e Implicaciones
La hipótesis de que la materia fue creada por Dios es central en muchas tradiciones religiosas, especialmente en las religiones abrahámicas (judaísmo, cristianismo e islamismo). Según esta visión, hubo un momento en que Dios, por su voluntad, creó el universo material a partir de la nada (creatio ex nihilo).
Esta hipótesis implica que la materia tuvo un comienzo definido y que es totalmente dependiente de Dios para su existencia. También sugiere que Dios existe “fuera” o “más allá” del universo material, siendo trascendente a él.
Desde el punto de vista espírita, si la materia fue creada por Dios, esto reforzaría la idea de Dios como causa primaria de todas las cosas. Sin embargo, la respuesta a la pregunta 24 no confirma ni refuta esta hipótesis, dejando la cuestión abierta.
La Idea de Creación Continua Versus Creación Puntual
Una tercera perspectiva, que puede ser inferida de la respuesta a la pregunta 24, es la idea de creación continua. Según esta visión, la creación no es un evento puntual que ocurrió en un momento específico del pasado, sino un proceso continuo en el que Dios está constantemente manifestando su inteligencia y amor a través de la creación y transformación del universo.
La afirmación de que “Dios nunca estuvo inactivo” sugiere esta perspectiva de creación continua. Dios no es visto como un “relojero” que creó el universo y después lo dejó funcionar por su cuenta, sino como una presencia activa y creadora en todos los momentos.
Esta visión tiene implicaciones profundas para nuestra comprensión de la relación entre Dios y el universo. Dios no es solo trascendente (más allá del universo), sino también inmanente (presente en el universo), manifestándose continuamente a través de las leyes naturales y de la evolución universal.
Ciencia y Espiritismo: Diálogos Posibles
Teorías Científicas Modernas Sobre el Origen del Universo
La ciencia moderna tiene sus propias teorías sobre el origen del universo material. La más aceptada actualmente es la teoría del Big Bang, que propone que el universo tuvo inicio hace aproximadamente 13,800 millones de años, a partir de un estado extremadamente denso y caliente, y se ha expandido desde entonces.
Esta teoría está basada en diversas observaciones astronómicas, como la expansión del universo, la radiación cósmica de fondo y la abundancia relativa de elementos ligeros. Describe con notable precisión la evolución del universo desde sus primeros momentos hasta el presente.
Sin embargo, es importante notar que la teoría del Big Bang no explica lo que existía “antes” del Big Bang o lo que causó este evento inicial. La ciencia actual reconoce que sus teorías tienen límites y que hay cuestiones que están más allá del alcance del método científico actual.
Cómo el Big Bang se Relaciona con la Visión Espírita
La teoría del Big Bang no contradice necesariamente la visión espírita sobre el origen del universo. De hecho, puede ser vista como una descripción científica del proceso por el cual el universo material que conocemos se formó, sin necesariamente abordar cuestiones más fundamentales sobre la existencia de la materia primitiva o la causa primera de este proceso.
Desde el punto de vista espírita, el Big Bang podría ser entendido como un momento de transformación de la materia primitiva, parte del proceso continuo de creación divina. La ciencia describe “cómo” el universo evolucionó, mientras que el Espiritismo busca comprender el “por qué” y el propósito de esta evolución.
Es interesante notar que la teoría del Big Bang, al proponer un inicio para el universo como lo conocemos, plantea cuestiones filosóficas similares a las abordadas por el Espiritismo: ¿Qué existía antes? ¿Qué causó el inicio? Estas cuestiones apuntan a los límites del conocimiento humano y a la posibilidad de realidades que trascienden nuestra comprensión actual.
Los Límites del Conocimiento Científico y Espiritual
Tanto la ciencia como el Espiritismo reconocen los límites del conocimiento humano. La ciencia moderna, especialmente después de las revoluciones de la física cuántica y de la relatividad, tiene una comprensión más humilde de sus propias limitaciones. Cuestiones como lo que existía “antes” del Big Bang o lo que existe “más allá” del universo observable están, por ahora, más allá del alcance del método científico.
De la misma forma, el Espiritismo, como vimos en la respuesta a la pregunta 24, reconoce que hay cuestiones que están más allá de la comprensión incluso de los Espíritus más evolucionados. Esta postura de humildad intelectual es una característica importante de la Doctrina Espírita.
Este reconocimiento de los límites del conocimiento no es una debilidad, sino una fortaleza. Nos protege del dogmatismo y de la arrogancia intelectual, manteniéndonos abiertos al aprendizaje continuo y a la posibilidad de que nuestras comprensiones actuales sean parciales y sujetas a revisión a medida que evolucionamos.
Implicaciones Filosóficas y Morales
Cómo el Origen de la Materia Afecta Nuestra Visión del Mundo
La cuestión del origen de la materia no es solo un problema teórico o académico. Tiene implicaciones profundas para nuestra visión del mundo y para cómo entendemos nuestro lugar en el universo.
Si creemos que la materia fue creada por Dios con un propósito, esto sugiere que el universo tiene un sentido y una dirección. Nuestra existencia material no es un accidente cósmico, sino parte de un plan divino. Esta perspectiva puede darnos un sentido de propósito y significado.
Por otro lado, si consideramos la posibilidad de que la materia sea eterna, esto nos lleva a reflexionar sobre la naturaleza de la relación entre Dios y el universo material. Dios no sería solo el creador, sino el organizador y transformador de una materia preexistente, guiando su evolución según leyes sabias y perfectas.
En ambos casos, la visión espírita nos invita a ver el universo material no como algo separado de lo espiritual, sino como parte de una realidad más amplia en la que materia y Espíritu interactúan y evolucionan juntos.
La Humildad Intelectual Como Virtud
Una de las lecciones más importantes que podemos extraer de la respuesta a la pregunta 24 es el valor de la humildad intelectual. Reconocer los límites de nuestro conocimiento no es una debilidad, sino una virtud.
La historia de la ciencia y de la filosofía está llena de ejemplos de cómo certezas absolutas fueron posteriormente revisadas o abandonadas a la luz de nuevos conocimientos. La humildad intelectual nos protege del dogmatismo y nos mantiene abiertos al aprendizaje continuo.
Esta postura es especialmente importante en cuestiones fundamentales como el origen del universo. En vez de afirmar categóricamente lo que no podemos saber con certeza, es más sabio reconocer los límites de nuestro conocimiento actual y mantener una actitud de apertura y curiosidad.
El Propósito de la Materia en el Plan Divino
Independientemente de si la materia es eterna o creada, el Espiritismo enfatiza que tiene un propósito en el plan divino. Como vimos en la definición de la pregunta 22, la materia es “el instrumento del que el Espíritu se sirve y sobre el cual ejerce su acción”.
Este propósito instrumental de la materia es fundamental para la comprensión espírita del universo. La materia no existe por sí misma o para sí misma, sino como medio para la evolución de los Espíritus. A través de la interacción con la materia, los Espíritus desarrollan sus potencialidades, aprenden y progresan.
Esta visión teleológica (orientada hacia un fin) del universo material contrasta con visiones puramente mecanicistas que ven el universo como un sistema sin propósito o dirección. Para el Espiritismo, el universo material es parte de un plan divino de evolución universal.
La Materia en el Contexto de la Evolución Universal
La Materia Como Instrumento para la Evolución de los Espíritus
Como se mencionó anteriormente, la materia, en la visión espírita, es el instrumento a través del cual los Espíritus evolucionan. Esta relación es fundamental para comprender el propósito de la materia en el plan divino.
A través de la encarnación en cuerpos materiales, los Espíritus tienen la oportunidad de desarrollar sus facultades intelectuales y morales. Las experiencias vividas en el mundo material proporcionan aprendizajes que serían imposibles en el estado puramente espiritual.
La resistencia de la materia, sus limitaciones y desafíos, son parte esencial de este proceso de aprendizaje. Es a través del esfuerzo para superar estas limitaciones que el Espíritu desarrolla sus potencialidades y progresa en su jornada evolutiva.
La Transformación Constante de la Materia
Una característica fundamental de la materia es su constante transformación. Nada en el universo material permanece estático. Desde las partículas subatómicas hasta las galaxias, todo está en constante movimiento y cambio.
Esta transformación constante refleja la actividad creadora continua de Dios mencionada en la respuesta a la pregunta 24. La materia no es algo fijo e inmutable, sino un elemento dinámico que evoluciona y se transforma según leyes divinas.
La ciencia moderna confirma esta visión, mostrando cómo la materia se transforma continuamente a través de procesos físicos, químicos y biológicos. La propia evolución de las especies puede ser vista como parte de este proceso de transformación continua de la materia, creando formas cada vez más complejas y capaces de servir como instrumentos para la manifestación del Espíritu.
El Destino Final de la Materia Según el Espiritismo
Si la materia tiene un propósito instrumental en el plan divino, esto plantea cuestiones sobre su destino final. El Espiritismo sugiere que, a medida que los Espíritus evolucionan, su relación con la materia también se transforma.
Espíritus más evolucionados habitan mundos con materia más sutil y menos densa. En los mundos superiores, la materia no presenta las mismas limitaciones y sufrimientos que conocemos en la Tierra. Es más maleable a la voluntad del Espíritu y menos sujeta a la degradación y al sufrimiento.
Algunos intérpretes del Espiritismo sugieren que, en el límite de la evolución, cuando todos los Espíritus alcancen la perfección, la materia como la conocemos puede no ser más necesaria. Sin embargo, esta es una cuestión especulativa que va más allá de lo que es explícitamente enseñado en las obras básicas de la Doctrina Espírita.
Preguntas Frecuentes Sobre la Eternidad de la Materia
Si Dios Creó la Materia, ¿Cuándo Ocurrió Esto?
Esta es una pregunta natural que surge cuando consideramos la hipótesis de la creación divina de la materia. Sin embargo, presupone una comprensión lineal del tiempo que puede no ser aplicable a Dios o a la realidad espiritual más amplia.
Como sugiere la respuesta a la pregunta 24, Dios nunca estuvo inactivo. Su actividad creadora es constante y eterna. Por lo tanto, no tiene sentido preguntar “cuándo” Dios creó la materia, como si hubiera un momento específico en el tiempo.
El tiempo, como lo comprendemos, es una dimensión del universo material. Dios, como inteligencia suprema y causa primaria de todas las cosas, trasciende estas limitaciones temporales. La creación divina, si ocurrió, no debe ser entendida como un evento puntual en el tiempo, sino como una expresión de la naturaleza eternamente creadora de Dios.
¿La Materia Puede Ser Destruida o Solo Transformada?
La ciencia moderna nos enseña que la materia no puede ser creada ni destruida, solo transformada. Este principio, conocido como ley de la conservación de la masa-energía, es uno de los fundamentos de la física.
El Espiritismo no contradice este principio científico. De hecho, la idea de transformación constante de la materia, mencionada anteriormente, está alineada con esta comprensión científica.
Sin embargo, el Espiritismo va más allá de la comprensión puramente física, sugiriendo que la materia, en su esencia más fundamental, está relacionada con el fluido cósmico universal, una sustancia primordial que puede asumir diferentes estados y formas según la voluntad divina.
¿Cómo Conciliar Diferentes Visiones Religiosas Sobre la Creación?
Diferentes tradiciones religiosas tienen sus propias narrativas sobre la creación del universo. El judaísmo, el cristianismo y el islamismo, por ejemplo, tienen relatos de creación que, interpretados literalmente, sugieren que Dios creó el universo en un momento específico del pasado.
El Espiritismo no rechaza estas narrativas, pero sugiere que deben ser interpretadas de forma simbólica y no literal. Las narrativas de creación en diferentes tradiciones religiosas pueden ser entendidas como intentos de expresar verdades espirituales profundas en un lenguaje accesible a las personas de diferentes épocas y culturas.
La visión espírita, al reconocer los límites del conocimiento humano y al enfatizar la actividad creadora continua de Dios, ofrece una perspectiva que puede ayudar a conciliar diferentes visiones religiosas, enfocándose en el propósito y el significado de la creación, en vez de detalles literales sobre “cómo” y “cuándo” ocurrió.
Conclusión: Los Límites del Conocimiento y la Búsqueda Continua
Lo Que Podemos Afirmar con Seguridad
Después de explorar la cuestión de la eternidad de la materia bajo diferentes perspectivas, ¿qué podemos afirmar con seguridad?
Primero, podemos afirmar que la materia, sea eterna o creada, tiene un propósito en el plan divino. Sirve como instrumento para la evolución de los Espíritus, proporcionando experiencias y aprendizajes que serían imposibles en el estado puramente espiritual.
Segundo, podemos afirmar que la materia está en constante transformación, reflejando la actividad creadora continua de Dios. Nada en el universo material es estático o permanente; todo está en constante movimiento y cambio.
Tercero, podemos afirmar que nuestra comprensión actual sobre el origen último de la materia es limitada. Como sugiere la respuesta a la pregunta 24, hay cuestiones que están más allá del alcance del conocimiento humano actual e incluso del conocimiento de los Espíritus que se comunicaron a través del Libro de los Espíritus.
La Invitación a la Reflexión Personal
La cuestión de la eternidad de la materia, lejos de ser solo un problema teórico, nos invita a una reflexión personal profunda sobre nuestra visión del mundo y nuestro lugar en el universo.
¿Cómo vemos nuestra relación con el mundo material? ¿Reconocemos su papel instrumental en nuestra evolución espiritual? ¿O nos apegamos excesivamente a él, olvidando su carácter transitorio y su función como medio, no como fin?
Estas reflexiones tienen implicaciones prácticas para nuestra vida diaria. Nos invitan a usar el mundo material de forma consciente y responsable, reconociendo su valor como instrumento de aprendizaje y evolución, pero sin identificarnos exclusivamente con él o hacerlo el centro de nuestras aspiraciones.
La Importancia de Mantener la Mente Abierta
Por último, la cuestión de la eternidad de la materia nos recuerda la importancia de mantener la mente abierta y una actitud de humildad intelectual. Reconocer los límites de nuestro conocimiento no es una debilidad, sino una virtud que nos protege del dogmatismo y nos mantiene abiertos al aprendizaje continuo.
A medida que evolucionamos, nuestra comprensión del universo y de nosotros mismos también evoluciona. Lo que hoy parece un misterio insondable puede, en el futuro, volverse más claro a la luz de nuevos conocimientos y experiencias.
Esta apertura al aprendizaje continuo es una característica fundamental del Espiritismo, que se define no como una doctrina cerrada e inmutable, sino como una filosofía progresiva que evoluciona a medida que nuevos conocimientos son revelados y comprendidos.
Como dijo el propio Allan Kardec: “El Espiritismo, marchando con el progreso, nunca será superado, porque, si nuevos descubrimientos le demostraran estar en error sobre algún punto, se modificaría en ese punto. Si una verdad nueva se revelara, la aceptaría.”
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