En muchos relatos sobre experiencias extremas, un elemento aparece con frecuencia y fuerza simbólica: una luz al final de un túnel. Esa imagen se ha vuelto un símbolo universal asociado a lo que muchos llaman una Experiencia Cercana a la Muerte (Amazon). Pero ¿qué significa realmente? ¿Qué representa esa luz? ¿Es solo un efecto cerebral o hay algo más profundo, más espiritual?
Este artículo explora el misterio de esa luz, lo que representa para quienes la han visto y cómo transforma su forma de vivir.
¿Qué es una experiencia cercana a la muerte?
Una Experiencia Cercana a la Muerte (ECM) ocurre cuando una persona pasa por un estado clínico grave o incluso se encuentra sin signos vitales durante algunos minutos, pero luego revive. Lo impactante es que muchas de estas personas recuerdan con claridad vivencias muy intensas que ocurrieron mientras estaban “clínicamente muertas”.
Las EQM suelen incluir los siguientes elementos:
- Sensación de abandono del cuerpo
- Viaje por un túnel
- Encuentro con una luz muy brillante y pacífica
- Presencia de seres queridos fallecidos
- Sentimiento de paz y amor profundo
- Revisión rápida de la vida
En la Ciudad de México, donde la espiritualidad y la medicina coexisten de manera rica y diversa, estos relatos adquieren un matiz cultural único. Los testimonios de pacientes en hospitales como el Juárez o el General de México han inspirado incluso investigaciones académicas y documentales locales.
La luz al final del túnel: ¿visión o revelación?
Uno de los símbolos más poderosos y repetidos es la visión de una luz intensa al final de un túnel. Esta imagen no solo aparece en experiencias personales, sino también en películas, literatura y arte.
Quienes han vivido esta experiencia no la describen como algo aterrador. Al contrario, la mayoría la siente como una fuente de amor, consuelo y claridad. Esa luz “no habla, pero comunica”; “no tiene forma, pero lo llena todo”. A menudo, se interpreta como una presencia divina, espiritual o incluso un guía.
Un paciente de 56 años, atendido por un infarto en la delegación Iztapalapa, describió su experiencia así:
“Yo flotaba en la oscuridad, pero no tenía miedo. De pronto apareció una luz, como si me llamara. Me sentí amado como nunca antes. No era una persona, era… todo.”
Interpretaciones espirituales y culturales
La luz al final del túnel ha sido interpretada de muchas maneras:
- En tradiciones cristianas, se asocia con la presencia de Dios, ángeles o el acceso al paraíso.
- En la cosmovisión mexica, podría compararse con el camino al Mictlán, donde el alma emprende un viaje hacia la transformación.
- En filosofías orientales, puede representar la disolución del ego y la unidad con el universo.
Lo fascinante es que estas experiencias son reportadas por personas de distintas culturas, edades y creencias. Esto sugiere que la EQM toca una capa profunda de la conciencia humana, más allá de dogmas o sistemas religiosos específicos.
¿Una respuesta neurológica o algo más?
La neurociencia propone varias teorías para explicar estas visiones:
- Falta de oxígeno en el cerebro
- Descarga masiva de endorfinas
- Activación de ciertas áreas cerebrales bajo estrés extremo
Sin embargo, muchos expertos reconocen que estos factores no explican completamente los aspectos espirituales, emocionales y transformadores de las EQM.
En el estudio publicado por la Universidad de Virginia, se documentaron más de 2.000 casos de EQM. Los investigadores concluyeron que la experiencia no puede reducirse solamente a reacciones químicas. Para muchos sobrevivientes, esa luz simboliza un contacto con algo más grande, algo trascendente (NCBI).
Cambios tras la experiencia
Ver la luz no es solo una anécdota. Es un punto de inflexión en la vida de muchos. Quienes regresan de una EQM suelen experimentar:
- Pérdida del miedo a la muerte
- Mayor compasión y sensibilidad espiritual
- Deseo de ayudar a otros o cambiar de vida
- Transformación en sus prioridades personales
Una enfermera del Hospital de Xoco relató cómo un paciente, después de su EQM, decidió dejar su empleo en el sector financiero y fundar una ONG para jóvenes en situación de calle. Dijo que la luz le mostró que su vida debía tener un propósito más humano.
Reflexiones desde la Ciudad de México
En la capital mexicana, donde conviven la medicina moderna y las creencias tradicionales, las EQM tienen un eco especial. Muchas familias tienen historias similares: un abuelo que “vio algo”, una tía que “regresó cambiada”, un niño que “describió un túnel brillante”.
Incluso entre personal médico, el tema genera interés. Algunos hospitales han comenzado a registrar testimonios para su estudio clínico y antropológico. La integración de lo espiritual y lo médico se vuelve cada vez más importante para entender al ser humano en su totalidad.
En el artículo anterior de esta serie, “Entre la vida y la muerte“, profundizamos en cómo las EQM afectan la percepción del tiempo y el sentido de la vida. Ahora, damos un paso más hacia lo simbólico y lo trascendental.
¿Qué podemos aprender sin pasar por una EQM?
No es necesario vivir una EQM para aprovechar sus enseñanzas. Aquí algunas reflexiones clave que todos podemos incorporar:
- Valorar el presente: La vida no está garantizada. Cada momento es precioso.
- Aceptar el misterio: No todo tiene una explicación. Y eso está bien.
- Vivir con propósito: No solo sobrevivir, sino contribuir.
- Escuchar más: A los demás, a nosotros mismos, a lo invisible.
- Conectar con lo espiritual: Sea cual sea nuestra creencia, buscar un centro interior.
Conclusión: la luz también puede ser interior
La experiencia cercana a la muerte nos invita a ver la vida como un viaje. Un túnel que recorremos cada día, entre sombras y luces. Tal vez no todos veremos una luz al final de ese túnel físico, pero sí podemos encender una luz interior: la de la conciencia, el amor y la compasión.
Porque, al final, no importa cuán largo o corto sea el viaje. Lo importante es cómo caminamos, con quién, y cuánta luz llevamos dentro.
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