Existencia de Dios según el Espiritismo: ¿cuáles son las pruebas? (Pregunta 0004)

Yochanan

mayo 12, 2025

La existencia de Dios es una de las cuestiones más fundamentales de la filosofía, la religión y la espiritualidad. En el Espiritismo, esta pregunta se aborda desde el principio de El Libro de los Espíritus, revelando que no se trata solo de una fe ciega, sino de una convicción basada en la lógica, la razón y la observación de la naturaleza.

La pregunta de Allan Kardec y la respuesta de los Espíritus

Pregunta 0004: ¿Dónde se puede encontrar la prueba de la existencia de Dios?
Respuesta: En un axioma que aplicáis a vuestras ciencias: No hay efecto sin causa. Buscad la causa de todo lo que no es obra del hombre y vuestra razón os responderá.

La lógica del “efecto y causa”

La respuesta remite a un principio filosófico fundamental: todo efecto tiene una causa. Si existen leyes naturales perfectas, orden en el universo, belleza y armonía en todo lo que nos rodea, debe haber una inteligencia detrás de todo eso.

Esa causa primaria es lo que el Espiritismo identifica como Dios: la inteligencia suprema, causa primera de todas las cosas.

¿Qué no es obra del hombre?

Cuando los Espíritus dicen “buscad la causa de todo lo que no es obra del hombre”, nos invitan a observar:

  • El movimiento de los astros;
  • El equilibrio de las leyes naturales;
  • La conciencia moral presente en todos los pueblos;
  • La tendencia al bien, al amor y a la justicia, universal en el ser humano.

Todo eso apunta a un origen superior.

Pruebas morales e intelectuales

Además de la lógica, el Espiritismo también presenta pruebas morales:

  • El sentido innato de justicia;
  • La ley natural impresa en la conciencia;
  • La evolución espiritual guiada por principios superiores;
  • La comunicación con Espíritus elevados que reconocen a Dios como fuente del bien supremo.

Estos aspectos no son mensurables por la ciencia material, pero son experiencias subjetivas profundas que confirman la presencia de algo mayor.

Fe razonada vs. fe ciega

El Espiritismo propone la fe razonada, es decir, una creencia fundamentada en la lógica y la observación. No se trata de aceptar dogmas sin cuestionamiento, sino de reflexionar sobre lo que vemos, sentimos y vivimos.

La fe ciega acepta sin comprender; la fe razonada busca entender para creer con más profundidad.

El universo como testimonio de Dios

La ciencia moderna, al estudiar el cosmos, reconoce un orden impresionante. Leyes precisas, constantes universales, ciclos ecológicos perfectos… todo eso lleva a muchos científicos a admitir que hay un principio organizador.

El Espiritismo llama a ese principio Dios. Y no un Dios distante o punitivo, sino una inteligencia activa, amorosa y justa.

Dios y la conciencia moral

La noción de Dios también está profundamente relacionada con la moral. La existencia de la conciencia —ese “juez interior” que nos aprueba o reprueba— apunta a un origen que trasciende la materia.

Incluso sin religión, las personas sienten que hay algo correcto o incorrecto. Ese “algo” es reflejo de la ley divina grabada en cada alma, como afirman los Espíritus.

Experiencias espirituales como evidencia

El Espiritismo se basa en la comunicación con los Espíritus para comprobar la inmortalidad del alma y la existencia de planos superiores.

Los Espíritus elevados siempre confirman:

  • La existencia de Dios;
  • Su perfección y bondad;
  • Su papel como fuente de todo lo que es justo, bueno y verdadero.

¿Creer en Dios cambia nuestra forma de vivir?

Sí. Creer en Dios, con base en la lógica y la moral, transforma:

  • La forma en que tratamos al prójimo;
  • Nuestras decisiones éticas;
  • El sentido de la vida y la muerte;
  • La confianza en el futuro y en la justicia divina.

Esa creencia deja de ser un dogma y se convierte en una fuerza interior capaz de inspirar, consolar y fortalecer.

Conclusión

La existencia de Dios según el Espiritismo no es un misterio impenetrable ni una imposición religiosa. Es una constatación racional, ética y espiritual, accesible a todos los que buscan con sinceridad.

Allan Kardec, al presentar esta cuestión al inicio de la obra, demuestra que todo lo que vendrá después —reencarnación, moral, evolución, justicia divina— parte de una base sólida: Dios existe, y Su presencia se manifiesta en todo lo que es verdadero, bueno y bello.


Más información:

Deja un comentario